lunes, 17 de septiembre de 2012

Lunes, 17 de septiembre de 2012. COMO LOS RELOJES


           Para que una excavación arqueológica se desarrolle de una manera eficaz, todos los aspectos -incluso el más mínimo- tienen que funcionar a la perfección, como si de un engranaje se tratara. En un reloj, si una aguja o tornillo falla, el reloj se atasca y se para, convirtiéndolo en un objeto inútil hasta su arreglo. Algo parecido pasa con el trabajo arqueológico: todos formamos un equipo y si alguien falta el sistema se puede colapsar. Hoy sólo hemos podido subir al cerro una parte reducida de la plantilla (casi la mitad); ya que una parte fundamental del equipo ha sido diana de una infección de garganta, y ¡que no cunda el pánico!, ya se están recuperando; los calditos y lentejas a 34 grados de calor a temperatura ambiente y dormir con la mantita de lana tienen su efecto positivo, para los enfermos y para la resistencia. Esta situación tan repentina nos ha obligado al resto a adquirir las responsabilidades de los que no han podido acompañarnos hoy, no sólo al subir los trastos cerro arriba si no al desarrollo de los trabajos.
En el Sector 2, el equipo de Antonio -Antonia y Laura- ha localizado un estrato de colmatación con una gran potencia, caracterizado por lascas de caliza. En el Sector 5, Paco y Bobis a primera hora han retirado una enorme montaña de piedras de derrumbe para poder continuar las excavaciones al pie del gran muro ciclópeo al Este del yacimiento. Mientras, Luisa y Tamara limpiaban el espacio a los pies de este muro. Más tarde, se han unido al trabajo Antonio, Rafael y Juan.
Hoy que escribimos nosotras el blog- Lucía, Luisa, Mercedes y Mónica- queremos dedicar parte de nuestra entrada para agradecer a todas aquellas personas que están haciendo nuestra estancia en Cabra inolvidable. Alejandro, Paco, Antonio, Juanjo, “Bobis” y Rafael son sin lugar a dudas personas que no olvidaremos porque han demostrado su generosidad y amabilidad con nosotras;
En cuanto a las voluntarias egabrenses -Tamara, Antonia y Laura- nos han tratado desde el primer día como si nos conocieran de toda una vida, en todo momento dispuestas a ayudarnos, con ellas compartimos muchos momentos divertidos tanto en el campo como en el gabinete, donde compartimos inquietudes arqueológicas, planes de futuro y  “cotilleos”. Cada una de ellas aporta con su carácter algo diferente en nuestro día a día.
No podemos dejar de mencionar a Antonio, Eduardo y Fernando. Los dos primeros, siempre dispuestos a valorar todas nuestras opiniones (porque la arqueologia no es un trabajo individual sino de equipo), y siempre con buen humor, animándonos en las horas más calurosas y al final de un duro día de trabajo. Y por último nuestro agradecimiento a Fernando, quien ademas de inculcarnos la precisión que requiere el desarrollo de nuestra disciplina, también se preocupa por dedicarnos tiempo  a cada uno  para enseñarnos; lo que siempre recordaremos con cariño.


FOTO 1. Paco y Bobis retiran las piedras del derrumbe al Este del yacimiento

FOTO 2. Luisa y Tamara limpiando el espacio a los pies del gran muro

FOTO 3: Antonia y Laura en el Sector 2, colocan los jalones y la pizarra para la fotografía bajo las indicaciones de Antonio.